Elegía antitaurina.
Óleo sobre tela.
Alto: 50 cm x Ancho: 60 cm.
En Elegía antitaurina aparece la infancia, entrelazada con la ternura y a la vez la fuerza y la grandeza que encarna la animalidad, aún en un cuerpo derrotado.
Este tipo de conjunciones anialidad/infancia/feminidad son para mí, amuletos de resistencia ante la violencia y la hostilidad que impone un modelo cultural y civilizatorio injusto, productor de vidas desechables, sacrificables.
Elegía antitaurina pertenece a mi serie Vidas desechables, este título hace alusión a aquel umbral entre las vidas vivibles y las vidas reciclables (Batler) que trajo consigo el proceso de humanización (separación de lo humano y lo animal) que detona la modernidad, y encaramos, por un lado negando la animalidad en nosotros mismos y por el otro arremetiendo, subordinando y explotando a los animales no-humanos y a la naturaleza.
La figura que ocupa el animal en nuestra sociedad, sirve para pensar en todos los seres humanos que habitan a los márgenes de un modo hegemónico y poderoso de ser y habitar el mundo.
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